Interesante artículo del Diario de Cádiz de 17 abril de 2020, del cual se transcriben algunas partes.
A raíz de la ley Omnibus hubo distintos desmanes y errores con la concepción de la obligación de la colegiación, pero sigue siendo obligatoria. Ahora ha sido debidamente sentenciada la colegiación para los administradores de fincas. Es más, la sentencia reserva exclusivamente el nombre de administrador de fincas para aquellos que están colegiados. Otra cosa serán los gestores, contables… Pero ellos no son administradores. La Ley de Propiedad Horizontal regula que el administrador, en caso de no ser propietario, tiene que ser una persona física con cualificación y titulación suficiente reconocida en el ordenamiento jurídico español. Hoy por hoy, la jurisprudencia recoge que esta cualificación y titulación es la de administrador de fincas.
¿Existe un problema en este sentido?
Hay un problema de intrusismo; de profesiones que están utilizando otro nombre para administrar fincas, pero no hay comparación. Los medios y conocimientos que tiene un administrador colegiado no los tienen otros. Hoy en día se requiere una preparación específica y estar al día de las modificaciones legislativas, estructurales y, sobre todo, sociales.
¿Qué otros problemas existen?
La falta de regulación de una política de honorarios mínimos. Parecía que esto podía ser un motivo de dinamización de los mercados. En un principio lo fue, pero la realidad es que ahora está produciendo el efecto contrario, ya que la política de precios hunde a la política de calidad. Como vendemos un servicio, que es algo intangible, sólo se ve el resultado cuando llega el momento. Te prometen, pero no sabes qué te van a dar. Si el ciudadano no se asegura de que el profesional está cualificado por ahorrar una pequeña cantidad, luego vendrán los arrepentimientos. Eso es lo malo que tiene esta profesión, la falta de valoración personal.
¿Los impagos ya no lo son?
Lo tenemos bastante controlado. De hecho, el Observatorio de la Morosidad se está planteando mejoras. La morosidad vino dada por una época de crisis muy concreta en la que los primeros morosos fueron los bancos. Esto ya está dejando de serlo. La morosidad de los bancos está limitadísima. Se han dado cuenta de que, al final, si hay un administrador profesional al frente de la comunidad tienen que pagar. Tarde o temprano. No ocurre igual si la comunidad se mueve en un proceso judicial sin medios técnicos ni asesoramiento adecuado. Pueden hacerlo, pero les resulta más difícil.
La difícil de combatir es la morosidad creada por la necesidad económica. Hay zonas más deprimidas donde no se puede combatir porque hay personas que realmente no pueden hacer frente a estos pagos. Eso hay que comprenderlo. Ahí hacemos nuestro trabajo social para saber quién es quién, ya que hay quien se aprovecha para explotar la caradura, podría pagar y no lo hace. Esa también es nuestra misión.
«Insisten a los ciudadanos para que pidan el carnet de colegiado a los administradores de fincas»
¿Ante qué retos se encuentra la profesión en estos momentos?
Ahora mismo el reto de la profesión es el reconocimiento de un grado de excelencia para que el trabajo que nosotros hacemos llegue a la sociedad. Ese reto lo estamos adoptando a través del Plan de Excelencia. Los administradores de fincas adquieren una formación, una experiencia y unas titulaciones. En base a eso, se crea un baremo y se obtiene una calificación de una, dos o tres estrellas. De la misma forma, la garantía económica de dos millones de euros que el Colegio tiene para sus colegiados va en función del baremo. En el caso de una estrella, se incrementan a 2 millones y medio; dos estrellas, tres millones; y en tres estrellas, cuatro millones. Es muy difícil que un profesional pueda obtener un seguro de responsabilidad civil de 4 millones de euros sin pertenecer a una corporación como el Colegio. Puede, pero el costo será altísimo.
Además, aquí tenemos formación continua con una media de un curso al mes y estos son valorables para los baremos de la acreditación. No es sólo mantener el nivel, sino también estar reciclado. Si una persona se lleva dos años sin hacer cursos perdería la catalogación de excelencia. Un curso que tenemos preparado versa sobre la Ley de Propiedad Horizontal. Siempre hablamos de ella, pero en realidad nadie sabe de verdad cómo es hasta que no llega el momento. Los matices y cambios que pueda introducir la jurisprudencia nos obligan a los que conocemos la ley a continuar en formación. Vamos a tener un curso también de nuevas tecnologías -Marketing digital en el siglo XXI para el Administrador de Fincas, el nuevo dividendo digital en TV- y de estrategias para resolver con solvencia los problemas que vayan surgiendo en esta sociedad, que cada día es más conflictiva.
Otro reto es el tema de las redes sociales. Estamos en ello diariamente. Estamos trabajando mucho, pero hay que continuar. Por eso digo que los retos son seguir formándonos y reciclándonos continuamente. Lo necesitamos para seguir resolviendo los diferentes problemas que nos encontramos a diario en nuestra profesión.
¿Se valora el trabajo de los administradores de fincas?
El consumidor debe valorar la calidad de los trabajos profesionales. Todos los administradores tenemos un título, pero dentro hay una especialización en mayor o menor grado según el tema, de la misma forma que puede ocurrir en la medicina, en la abogacía… El público debe comenzar a entender eso. ….